Los expertos en derecho mercantil opinan que en España el concurso de acreedores se ve más como la opción más desesperada para salvar un negocio, cuando en realidad tendría que ser la primera medida a tomar cuando las deudas aprietan. Una tesis que, a tenor del dudoso éxito de la Ley de Segunda Oportunidad que entró en vigor en 2016, se extiende también a todos los ciudadanos. Porque a pesar de que se trata de un balón de oxígeno para responder ante los acreedores e incluso para conseguir una exoneración, apenas hay personas que se acogen a él. En Burgos, según los datos del Consejo General del Poder Judicial, solo 96 personas han utilizado esta vía de escape en seis años.
Para Inés Sanvicens, abogada del despacho BK de Burgos, la razón por la que muy poca gente se haya acogido a esta ley desde su aprobación es el «desconocimiento generalizado» de la sociedad.
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Fuente: Diario de Burgos