Cuando se sobrepasa la fecha límite de un contrato temporal y el trabajador continúa desempeñando sus funciones, surge una situación crucial: su contrato se transforma en uno indefinido.
El contrato por circunstancias de la producción se emplea en momentos puntuales y transitorios, cuando la plantilla habitual no puede cubrir una carga laboral adicional debido a emergencias o imprevistos, requiriendo un refuerzo temporal.
Este tipo de contrato tiene una duración máxima de seis meses, aunque, si el convenio colectivo del sector lo permite, esta duración puede extenderse hasta un año. Si se establece una duración menor a la máxima, las partes pueden acordar una única prórroga, siempre y cuando la duración total no exceda el límite máximo.
En caso de que el contrato tenga una duración menor a la máxima y el trabajador continúe laborando una vez alcanzada dicha fecha, se considerará que el contrato se prorroga automáticamente hasta su duración máxima. Si el empleado sigue trabajando una vez alcanzada la duración máxima legal o convencional, se entenderá que el contrato se convierte en indefinido.
Es crucial que la empresa notifique por escrito al trabajador en caso de que se dé esta situación. De lo contrario, la empresa podría enfrentarse a una sanción de hasta 750 euros. Además, la Inspección de Trabajo podría imponer una multa adicional de 1.000 euros si considera que el contrato se ha celebrado de manera fraudulenta.
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